Es invierno. Es Navidad. Un copo de nieve inicia, inesperadamente, su gran descenso desde las nubes para el cual parece que todavía no está preparado. Sin embargo, la gran nube confía en él y en su destino, y así se lo hace saber. Mientras cae solitario en un frío anochecer, dando tumbos de un lado a otro y con la incertidumbre de no saber dónde y cómo terminará su viaje, ve un hermoso árbol navideño con su estrella reluciente por corona y queda inmediatamente cautivado por él, deseando poder ser esa estrella en lo más alto para poder brillar igual que ella. Poco rato después y ante ese mismo árbol que luce en un resplandeciente escaparate, Noelle, una niña que pasea acompañada de su abuelo y su perro, también queda completamente hechizada y anhela poder tener un árbol como ese en su casa. A pesar de su antojo, será la niña más feliz del mundo cuando encuentre una ramita de abeto y se la lleve ilusionada para crear con ella su propio arbolito. Al llegar a casa, tras añadirle unas bonitas decoraciones navideñas que confecciona junto a su abuelo, deja a su arbolito (con la sensación de que está incompleto) reposando en el alféizar de su ventana mientras imagina cómo de bonito sería si la nieve lo cubriera durante la noche…